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Tomo I y II: Sentencia y Exilio


Los amigos pueden ser muy imbéciles y los rivales muy celosos. Así es como Imazindra se dio cuenta que al ser elegido como Vipa, sus más cercanos comenzaron a darle la espalda. Bajo la noche la silueta de Imazindra se componía por la luz de las antorchas en los muros del palacio, mientras pensaba en su próximo objetivo, librar una guerra contra otro Vipa. Ninguno de estos pensamientos llegarían al amanecer, su maquinación fue cortada de súbito cuando la guardia real lo rodea y lo toma prisionero.



La caída del ego de un ser es más dolorosa cuando no puedes ver el suelo, Imazindra poseía objetivos superiores que iban en contra de las tradiciones equitativas de los Survanipar y métodos poco ortodoxos, naturalmente al ser decretadas escandalizaron a todos quienes lo conocieron, esperando nunca concretarlas. Cada una de las razones fue escrita en un largo papiro horizontal y leída en voz alta mientras los rayos del amanecer se reflejaban en las aguas del palacio, iluminando a los testigos del juicio.



"Tu sentencia será el exilio, serás despojado de tus riquezas y llevado a donde las mareas deseen. No verás a tu familia excepto a tu concubina, que irá contigo y serás borrado de las grandes leyendas, se te otorgará una barca y un súbdito que te cuidará por un tiempo, hasta que tengas un hogar donde pasar el resto de tu vida."



Así es como inicia un viaje que termina en tierras desconocidas, la marea se torna suave y la balsa se dirige lentamente a tierra. Se le acerca su siervo quién le dice: "Mi señor, los espíritus de la mar han escogido este humedal para ser su hogar hasta la posteridad. Qué generosidad encontrar dulce y fértil tierra para pasar los días. Quizás es un poco frío en comparación a mi isla de nacimiento, pero podrá lograr disfrutarlo" Imazindra sólo piensa en qué ha hecho mal después de tanto tiempo, quizás este páramo cambie su manera de ver el mundo, ahora su única felicidad es saber que tendrá un hijo de su concubina Ynwara.



Parte II:
Después de 5 años, el pequeño infante de Imazindra, Tifesha comienza a seguir los pasos de su padre, así como de aprender lo básico de historia Survanipar, enseñada por Aravas el siervo, quién ha cumplido su ciclo. Así es como Aravas parte a su tierra natal, convirtiéndose en un survani libre y prometiéndole a Imazindra regresar un día con noticias de las islas, quizás también con amigos.