Archivo: "Historias del sector Khalyprum: "La mascota" [Parte I]

En esta ocasión traigo algo fuera de lo que normalmente he publicado en el foro, el inicio de una pequeña historia que ocurre dentro del universo de mis aventuras como una forma de expandir el lore detrás de estas. Esta historia la he estado redactando en mis ratos libres, por lo que aun no esta terminada al 100%, pero pues quiero comenzar a compartirla con el foro y para iniciar pues por lo menos esta primera parte aunque sea.

La historia gira en torno a lo que le sucede a una joven matriarca Yinglex llamada Ryloth, y cronológicamente esta arranca luego de que ella cae en manos de las fuerzas del Imperio Artrix cuando estas comenzaron su cruzada contra estas criaturas nativas de Tyrith varios años antes de los eventos de "La Insurrección Nova".

—¡¡No encontraron!! — Gritó Ryloth a toda su tribu mientras observaba a varias naves de transporte Artrix surcar el cielo a baja altura justo por encima de la aldea.

Inmediatamente todos los Yinglex a su alrededor entraron en pánico corriendo de un lado a otro, todos eran conscientes de lo que las palabras de su matriarca significaban, pues llevaban tiempo escuchando las terribles historias que los pocos Yinglex sobrevivientes de otras tribus contaban sobre los brutales ataques Artrix a cuanto asentamiento Yinglex encontraban, por lo que estaban al tanto de lo extremadamente letales y terribles que estos seres podían llegar a ser.

Cuando Ryloth se disponía a intentar organizar la evacuación de su pueblo. Los gritos de terror de varios Yinglex la hicieron voltear de golpe hacia la dirección desde donde momentos antes había visto a aquellas naves pasar, observando, aterrorizada, como de entre la espesa vegetación surgían varios pelotones de soldados Artrix.

Fue en ese preciso momento en el que la joven matriarca cayo en cuenta del grave error que había cometido horas atrás, y el cual ahora su aldea repleta de Yinglex inocentes pagaría el precio de tal equivocación.


Ryloth, con su vistoso pelaje de tonos tan verdes como Tyrith mismo, era la joven matriarca de aquella pequeña tribu Yinglex que había logrado sobrevivir a la terrible campaña genocida Artrix contra su especie gracias a que nunca permanecían mucho tiempo en el mismo lugar, manteniendo una postura de huida cada que se enteraban o descubrían que los Artrix se encontraban cerca de donde se habían asentado, por lo que al llegar a notar presencia Artrix cercana cada aldea que construían era rápidamente abandonada, llevándose consigo sólo lo estrictamente necesario y evitando dejar alguna pista que les permitiera ser rastreables por las fuerzas del Imperio. Gracias a esta postura astuta, la tribu de Ryloth había logrado evadir a las fuerzas Artrix durante meses, sin embargo, en todo este tiempo la joven matriarca había estado reprimiendo un gran rencor ante la impotencia de no poder hacer nada para frenar la carnicería que aquellos seres cometían hacia los Yinglex.

Cuando llegaron a aquel claro donde actualmente se asentaban Ryloth y su pueblo, otras dos tribus Yinglex ya estaban instaladas por la misma zona, por lo que Ryloth decidió establecer la suya a una distancia segura de ambas, por si algún día estas eran atacadas, la joven matriarca y su pueblo tendrían la oportunidad de escapar aprovechando la "distracción" que estas tribus le darían a los Artrix.
Sin embargo, en el par de meses que llevaban Ryloth y su pueblo asentados ahí, la joven matriarca había entablado una buena amistad con las viejas y sabias matriarcas de estas tribus.

Cuando aquel fatídico día se enteró de que las dos aldeas estaban siendo atacadas por los Artrix, sus ganas de ayudar a su especie y a sus amistades del exterminio total junto a su impulsivo deseo de tomar venganza hacia los Artrix que tanto tiempo había reprimido la hicieron tomar la arriesgada decisión de salir junto a todos sus guerreros para intentar apoyar en la evacuación de los habitantes de ambas tribus y, quizá, lograr repeler el ataque de estos uniendo fuerzas entre las tres aldeas. Desafortunadamente durante la batalla todo había salido terriblemente mal, pues no solo Ryloth no había podido hacer nada para salvar a sus amigas y a sus tribus, sino que además había perdido a todos sus guerreros durante el enfrentamiento directo con los Artrix, y en su desesperado intento de huir a su aldea para escapar de lo que sería una muerte segura a manos de estos, sin saberlo, había sido seguida a distancia por las tropas Artix, condenando involuntariamente a su aldea al mismo fatídico destino.


Para cuando los aterrados Yinglex intentaban escapar de su aldea siguiendo las indicaciones de Ryloth, los Artrix ya habían lanzado varias granadas hacia el asentamiento, las cuales estallaron en medio del caos arrebatándole la vida instantáneamente a gran parte de los Yinglex que aún no habían logrado huir al bosque para intentar escapar del ataque Artrix al perderse entre la espesa vegetación.

Entre las víctimas de las granadas Artrix estaba Ryloth, quien yacía aturdida y herida en el suelo rodeada de varios cadáveres Yinglex quemados y ensangrentados tras caer pesadamente al suelo luego de que una de las granadas Artrix explotara lo suficientemente cerca de ella como para que la onda expansiva de la detonación la hicieran volar por los aires.

Lo último que la joven matriarca vio antes de perder totalmente el conocimiento debido al fuerte golpe que había sufrido fue a varios pelotones Artrix internándose en la vegetación en busca de los Yinglex que habían logrado huir, mientras que el resto de las tropas se encontraban ocupadas destruyendo las edificaciones de su aldea y revisando los cadáveres Yinglex.

Antes de desfallecer alcanzó a escuchar entre sueños la conversación de un par de soldados Artrix, que revisando los cuerpos de varios Yinglex chamuscados a su alrededor, se habían detenido justo frente a ella:

—Esta Yinglex se ve diferente... —Comentó uno de los soldados Artrix. —Al parecer sigue con vida, ¡terminare con ella de una vez!

—¡Alto! —Replicó su compañero —Esta zorra puede ser de utilidad...

Espero pronto terminar otro capitulo de esta pequeña historia para poder compartirlo con el foro.

Ha estado interesante, no se si es necesario haber jugado tus aventuras para entender esta historia. (Yo no me he jugado tus aventuras, creo que fue por los requisitos o algo así)
Por la forma en la que está redactado se vuelve un poquito cansado de leer, tal vez es el uso de conectores e ideas secundarias. Pero me ha gustado, espero que continúes la historia, me he identificado con la protagonista y todo.
Solo me sacó de onda el insulto al final, me suena como a que quieres justificar lo malos que son los malos; pero yo que sé.